Con tan malas experiencias en los aeropuertos y el suplicio que es salir de viaje, últimamente me resistía a asistir a mi congreso en Chicago, mas el deber es el deber, así que hice mi maleta y me dirigí a el aeropuerto.
Volar en estos bellos pájaros de metal no es del todo aburrido, muchas veces es posible ver vistas espectaculares. Chicago no es la excepción, las vistas de los grandes rascacielos dejan sin habla a la mayoría de los pasajeros, llegar a el nido (aeropuerto) es reconfortante.
Hablando de formas metálicas, esa fue la principal razón de venir aquí, con anterioridad les conté mi admiración al arquitecto Frank Gehry, hace no mucho tiempo este famoso arquitecto diseño un maravilloso anfiteatro al aire libre, claro está con ese toque de libertad que le caracteriza.
A la mañana siguiente salgo apresurado a tomar el metro, son las 6 de la mañana! y apenas cuento con el tiempo necesario (tengo que regresar a las 9 am!!)
Después de una hora en el somnoliento vagón salgo con prisa de la estación Washington, al dar vuelta en la esquina se divisa la gran estructura, una vaca de metal parece indicarme el camino, sigo su aviso y cruzo la gran avenida, conforme me acerco la veo más inmensa!
Una gran telaraña de metal cubre el gran anfiteatro en el cual parece haberse estrellado un misil, grandes trozos de titanio enmarcan bellamente el escenario, apreciando tan bello espectáculo descubro un camino serpenteante también de titanio, con bellas curvas que destacan la maravillosa construcción.
Dedico este mail a los trabajadores que construyeron este increíble anfiteatro, en este 1 de Mayo, dia del trabajo! desde la ciudad de los mártires de Chicago, irónicamente, ni en chicago ni en Estados Unidos celebran este día!!
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